El pasado 12 de Enero, tuvimos la suerte de contar en Valladolid con la visita de Albert Rivera. Es cierto que en las muchas campañas que nos han tocado vivir en los últimos años, europeas, municipales, autonómicas, generales y generales repetidas, siempre ha tenido un hueco en su apretada agenda para visitarnos, para visitar esta ciudad convertida en centro neurálgico de Castilla y León, una ciudad con muchos secretos, que bien presentados y contados al mundo, nos harían ser mucho más reconocidos.
Albert Rivera es una persona que siempre está sonriendo, amable, que escucha y responde a los ciudadanos, a las asociaciones, a todo aquel que se le acerca, y es en cada una de esas situaciones, en cada una de sus palabras de esperanza, pero a la vez de propuesta de soluciones, lo que hace que te des cuenta de que será un gran presidente.
Un presidente que de una vez entienda los problemas reales de la ciudadanía; a los jóvenes que no encuentran empleo, a los autónomos que les cuesta llegar a fin de mes o que han perdido todo lo que tenían y necesitan que les ayudemos y demos una segunda oportunidad, a los padres que desean pasar más tiempo con sus hijos, a los mayores que se merecen una vida digna.
Un presidente que te transmite la importancia de trabajar duro, pero también la importancia de estar con la familia, de conciliar, porque estamos en esta vida de paso y hay que buscar la felicidad.
Trabajo. Esa fue la palabra que repitió una y otra vez en el discurso que dio ante una sala repleta de gente, en la Feria de Valladolid. Esa es y siempre ha sido mi mayor premisa y la que siempre me ha inculcado mi familia, la importancia del esfuerzo diario. Y es que el trabajo de las pequeñas hormiguitas, un día llega a ser grande.
Ojalá los ciudadanos tuvieran una capa que les hiciera invisibles y pudieran recorrer los pasillos del Congreso, de los ayuntamientos y de las diputaciones, especialmente estas últimas… y recorrieran los diferentes despachos… y asistieran a alguna de las Comisiones y reuniones que solemos tener y escucharan quiénes hacen propuestas y quiénes no, quiénes están para pasar el rato y quiénes no… muchos convencidos acérrimos de su partido de toda la vida cambiarían su voto, se lo aseguro.
Somos un partido en el que la honradez y la voluntad son requisito básico para servir a la ciudadanía, porque para encontrar soluciones, en muchas ocasiones, hacen falta horas y horas hasta llegar a lo que se necesita, y hace falta después y durante, honradez, para que una vez encontradas se pongan en marcha y no se utilicen como promesas electorales que después se incumplen, como han hecho los viejos partidos en multitud de ocasiones, lo que ha contribuido a una pérdida de confianza de la sociedad.
En su discurso, Albert Rivera también habló de futuro, de estar preparados para gobernar en 2019. Somos un partido nuevo, pero capacitado para dar a la sociedad lo que necesita, con un proyecto de ciudad, en el caso de Valladolid, de oportunidades, de atracción y apoyo a las empresas, de ayuda a los jóvenes para que encuentren empleo y accedan a su primera vivienda y, así, no tengan que marcharse fuera, de atención a nuestros mayores y a quienes más lo necesitan. Con un proyecto para Castilla y León y para España, en el que la igualdad de derechos se hace imprescindible.
Al día siguiente, Albert Rivera participó en un desayuno con medios de comunicación en un conocido hotel de la ciudad, no sin antes hacerse una foto con unos moteros que habían venido a Pingüinos y le esperaban en la recepción impacientes. Habló sobre temas tan variados como Comercio, Agricultura y Ganadería, municipalización de servicios, eliminación de diputaciones y de todo lo conseguido por nuestro partido en tan solo ocho semanas en el Congreso: aumento de la baja por paternidad, la primera Ley de Autónomos, aportaciones importantes como la devolución en efectivo por parte de los bancos de lo debido por las cláusulas suelo, entre muchas otras.
Tras dicho acto, era importante para nosotros que conociera también la riqueza de nuestra provincia, nuestro vino. Y fuimos a Tierra de Pinares, en concreto a Rueda, famosa por sus vinos blancos, cuna de la uva Verdejo. Y estuvimos con los representantes de la Denominación de Origen y visitamos la bodega Cuatro Rayas, la más grande de la Denominación con unas instalaciones modernas, que pudimos conocer de primera mano. Disfrutó.
Será un gran presidente, porque los ciudadanos sabrán ver, como vemos nosotros ahora, los valores tan importantes que representa: Trabajo, Honradez y Voluntad. Valores que, por desgracia, se han ido perdiendo y que son imprescindibles recuperar.
Ya estamos de nuevo, esperando su visita.