Gracias al nuevo equipo de gobierno, los coches cada vez son peor vistos en nuestra ciudad, bajo la excusa del único argumento de la contaminación. Algo que resulta llamativo y que contrasta con nuestra propia historia, con la historia de Valladolid.
Valladolid se ha caracterizado siempre por su industria automovilística. Aquí están Renault, Michelin, Iveco… y las miles de empresas auxiliares que prestan servicios o fabrican entorno al sector del motor, lo que sigue sustentando a nuestra ciudad y continúa dando trabajo a muchos vallisoletanos.
Vaya por delante en este artículo, nuestro compromiso con el Medio Ambiente y con el derecho que tenemos todos los ciudadanos a respirar un aire limpio y sin riesgos para la salud, pero sin coartar la libertad de los ciudadanos, sin buscar excusas que penalicen a quienes no tienen culpa y sin ignorar alternativas, que pueden hacer que moverte con tu coche particular sea compatible con un ambiente libre de contaminación.
Desde Ciudadanos estamos comprometidos en hacer una ciudad para todos. Y ahí está la diferencia. El equipo de gobierno actual, parece que únicamente gobierna para peatones y ciclistas. Nosotros entendemos que se puede buscar la manera de reducir los niveles de contaminación, ofreciendo alternativas a los ciudadanos, que no dejen `tirados´ a los que tienen que usar su coche.
Es esencial fomentar el uso del transporte público y, más aún, tener un buen transporte público, no como los parches y medidas que ha planteado el equipo de Puente para las líneas de Auvasa, así como fomentar el uso de la bicicleta, pero con seguros y buenos carriles bici, no como los ciclocarriles semiborrosos que inundan el centro de nuestra ciudad. También es esencial dar ayudas y potenciar la compra de coches no contaminantes.
No podemos olvidar que hay muchos ciudadanos que necesitan su coche, por ejemplo, para ir a trabajar, y no pueden renunciar a él aunque quisieran. También hay quienes necesitan su vehículo para poder llevar hasta su casa las compras que hacen en comercios del centro. ¿O tienen que llevarse los muebles que se compren en el autobús? Y luego se rasgan las vestiduras por la muerte del pequeño comercio.
Seamos serios. No podemos poner puertas al campo, de la misma manera que no podemos poner barreras en el acceso a la almendra central de nuestra ciudad. Porque no solucionaremos los problemas de contaminación, que tampoco son tan graves como los pintan, y porque lo único que conseguiremos es cavar la fosa para nuestro comercio de la zona centro y crispar cada vez más los ánimos entre los vecinos.
Otro aspecto que me resultó bastante llamativo, es que dentro de los actos desarrollados este año con motivo de la Semana Europea de la Movilidad, estaba el Día sin coche en el centro de la ciudad. Nos parece perfecto. Es un día para concienciar y en el que se ofrece el transporte público gratuito. Pero, me pregunto, ¿de qué sirve que ese Día sin coche se ofrezca el transporte público gratuito, si también al transporte público se le prohíbe llegar a las zonas más céntricas de nuestra ciudad?
¿Sabían que en el folleto informativo de estas actividades, ponía expresamente que también se cortaba el acceso a la Plaza Mayor y a la Acera Recoletos a los autobuses y a los taxis? ¿Es esto normal?
Porque una cosa es cerrar el centro para el vehículo privado en el Día sin coche, pero cerrarlo también para el transporte público… cuando el transporte público es un derecho de todos los ciudadanos… Nos parece demasiado.
¿Qué respuesta le damos entonces a nuestros vecinos más mayores que vivan fuera del centro de la ciudad y necesiten venir hasta la Plaza Mayor, si no pueden emplear, ni siquiera el autobús o el taxi?
Por no hablar de otras propuestas que hay flotando en el aire y que serían ya la puntilla a los negocios del centro. Como cerrar todos los domingos el acceso al centro a los vehículos, algo que el Concejal de Movilidad está sopesando, o prohibir que entren al centro los vehículos con un solo ocupante.
Como representantes públicos, debemos trabajar para todos nuestros vecinos, tanto para los que van a pie, en bicicleta o en autobús, como para los que utilizan su propio coche. Para todos. Y eso no debemos olvidarlo nunca. Del mismo modo, que nunca debemos pensar más en defender nuestro sillón a costa de lo que sea, que en defender los intereses de todos y cada uno de nuestros vecinos.