La vicepresidenta de la Diputación de Valladolid, Gema Gómez, ha inaugurado la exposición ‘Vacíos’ de Jesús Hilera, una muestra con esculturas realizadas con materiales naturales, que estará abierta hasta el 30 de abril en la sala de exposiciones del Palacio Pimentel.
“Gran observador de su entorno, Hilera trabaja con materias primas como la madera, que varía en función del medio donde se encuentre, o la piedra, esa sustancia mineral dura y compacta. Elementos naturales que combinados adquieren el equilibrio perfecto”, asegura Gema Gómez.

Vacíos es un proyecto escultórico de la lírica más actual con una mezcla de sabiduría y elegancia. La escultura de Jesús Hilera se nutre del entorno más inmediato, de la sencillez que lo rodea para centrarse en lo importante, en lo trascendente y lo esencial. Es fruto de la inteligencia y de la tenacidad que lo marca con un discurso intenso, propio de un desgarro intelectual.

Jesús Hilera es un artista sensible, agudo, trabajador incansable que busca la belleza con efusividad, pero de forma serena, tranquila, para trasmitir paz. Sin duda es un artista único, una persona al servicio de la lírica ataviada de cotidianidad que destaca en este mundo convulso, Es alumno de muchos maestros y va camino de convertirse en un clásico.

Vacíos es la creación que el artista centra en elementos volumétricos y no en los anecdóticos. Las piezas nos remiten a un estudio de volúmenes. El efecto en el espectador llega por la intensidad del juego de sus masas, no por los motivos narrativos. Las superficies se esquematizan de una manera que se acerca al minimalismo. Las esculturas no se desprenden del volumen o la superficie, aumentan la materialidad compacta del bloque, su masividad. En la escultura de Jesús Hilera, la descripción y el gesto se reducen al mínimo, se potencia la imagen.

La obra de Jesús Hilera lleva a los espectadores a participar en la misma desde una mirada adentro. De esta forma, El volumen, el espacio, la masa, la superficie, la textura, el ritmo son componentes básicos de la escultura de Jesús Hilera. Se puede aplicar las palabras de Rilke hablando de la obra de Cézanne: el proceso debía eliminar el pensamiento de la imagen, dejar la cosa en sí, sin interpretaciones. Hilera rompe con la narratividad, una de las señas de identidad de la escultura contemporánea. Deja que se expresen los componentes mismos de la escultura.