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Como sociedad habíamos terminado casi por asumir como normal un sistema político en el que un partido gobernaba de espaldas al control o a las sugerencias del resto y en el que la labor de la oposición consistía principalmente en limitarse a protestar y a rechazar cualquier iniciativa del Gobierno sin entrar realmente a valorarla.

Esa ha sido la dinámica de los últimos años en todas las Instituciones Públicas españolas.

Y precisamente contra esa dicotomía y ese enfrentamiento irracional ha venido a pelear Ciudadanos a la política local, provincial, autonómica y nacional.

La semana pasada, por primera vez en Valladolid, Ciudadanos alcanzó un acuerdo con el Partido Popular para aprobar los presupuestos de la Diputación Provincial que no se encontraba ligado únicamente a determinadas cantidades económicas destinadas a unas u otras partidas, sino que se vertebraba a su vez sobre un acuerdo político que profundiza en nuestros esfuerzos de dotar a la Diputación de regeneración, transparencia y eficacia en el servicio público.

Es evidente que negociamos enmiendas económicas que van a permitir fortalecer las políticas sociales, facilitar el emprendimiento en el mundo rural, apostar decididamente por el empleo en este ámbito y recuperar inversiones pendientes que mejoren la calidad de vida de los vecinos de la provincia.

Pero, como decía anteriormente, por primera vez la aprobación de los presupuestos estará sujeta a medidas regeneradoras como la publicación de las agendas de los diputados provinciales, la absoluta transparencia en el cobro de cualquier remuneración en la institución o la elaboración de un protocolo sobre el uso de vehículos oficiales que garantice criterios de ahorro y necesidad.

La capacidad de diálogo de Ciudadanos ha servido para construir medidas que en lo económico y social repercutirán en mejoras reales para todos los vallisoletanos, y que, en lo político, permitirán ayudar a recuperar la confianza en el funcionamiento de las instituciones.

Pero si tuviésemos que centrar el análisis del acuerdo presupuestario entre C´s y el PP de Valladolid, el eje más destacado y novedoso es la inclusión, por primera vez en España, de la realización de una sesión de control al Presidente de la Diputación en cada Pleno mensual del mismo modo que los parlamentos autonómicos y las Cortes Generales realizan con el Jefe del Ejecutivo.

De forma pionera, el Pleno de la Diputación de Valladolid, a través de los portavoces de cada uno de sus Grupos Políticos, podremos plantear cada sesión una pregunta de control al Presidente de la Institución.

Como expresaba al principio, es respetable y legítimo venir a la política al todo o nada. A gobernar o a protestar. Pero también es legítimo, y así actúa mi partido, asumir con responsabilidad la representatividad que los ciudadanos nos dan en las urnas: trabajar con responsabilidad, con altura de miras y voluntad de acuerdos para mejorar incluso desde la oposición, como en este caso, la labor de aquellos cuya misión es gobernar.

El Partido Socialista y sus socios locales de Izquierda Unida y Podemos votaron el pasado viernes contra unos presupuestos que recogen medidas de fomento del empleo, una cada vez más amplia política social en la provincia, y medidas de control, fiscalización, transparencia y regeneración como nunca se habían conocido en la política española a nivel provincial.

Un No es No como el que habían pronunciado unas semanas antes en las Cortes de Castilla y León cuando se trataba de la Ley impulsada por Ciudadanos para proteger a los denunciantes de casos de corrupción política, o como se opusieron a la limitación de mandatos del Presidente de la Junta de Castilla y León.

Una actitud legítima, insisto, pero que desde luego tiene que hacer reflexionar a sus votantes sobre la utilidad del voto a las autodenominadas “formaciones del cambio” si su estrechez de miras no les permite dialogar y acordar cambios reales, si cuando estos se producen siempre les pilla protestando, y nunca empujando.

Cuando nosotros hablamos de “política útil” hablamos de ser útiles a los ciudadanos como solución a los problemas, como parte de los avances en regeneración democrática. Hemos venido a ser útiles y por eso entendemos que el acuerdo y la implementación de todas estas reformas en la provincia de Valladolid es el cumplimiento de nuestro acuerdo suscrito en las urnas con todos los ciudadanos.